Seguimos por mi ruta particular por el barrio de Gracia, hoy le toca a las joyas, o al menos a parte de ellas. Porque un dulce no le amarga a nadie. Personalmente ni puedo ni voy a ir a Cartier o Suarez, pero hace años que conozco pequeños sitios donde hacen un buen trabajo artesano con gusto, calidad y precio razonable. ¿Me acompañáis?