Hoy cinco años después y con un impulso maternal he tenido la necesidad de acunarlo, de volver a hacer que fuera mi bebe. Pero soy tan chochona que no he pensado que ese que fue mi primer bebe, pesa 20 kilos mide 110 ya no está para arrullos, así que dormitado y dejando que su madre camine cual herniada por el pasillo me susurraba al oído “amatxo peso mucho, ya voy caminando” pero yo cual drama mamá e intentando saciar mi culpabilidad de postparto me he hecho la sorda y la fuerte hasta su cama mientras me lo comía a besos. Al salir al pasillo lo primero ha sido enderezarme cual cacharro escalabrado y después ir al baño a llorar…El tiempo no es justo, no juega a favor de la maternidad y los recuerdos empiezan a pesar.