Y de repente llegó el día, y te encuentras sentado delante de una persona que te dice que escribas lo que quieres hacer, lo que sabes hacer, en que eres talentosa. En eso momento ves como te vas haciendo más y más pequeña en la silla, aunque te vengas arriba con tu verborrea e intentes auto-venderte ese humo que ni tú misma te crees.