Dos años y 500 noches

Diez minutos faltaban para las nueve de la mañana cuando te dignaste a aparecer, después de tenerme 17 horas esperándote. Como verás eso es amor incondicional y lo demás tonterías.  Después te pasaste 5 horas pegada a mí, lo que yo no sospechaba es que  aquello iba a ser un preludio de tu tendencia a ser mi sombra noche y día. La veneración materna empezó justo en el momento en que me inyectaron la epidural y  sospecho que desaparecerá a los 18, cuando otros ojos más intensos que los tuyos te maten con la mirada.

Las palabras no se las lleva el viento

Me supongo que hace casi 4 años cuando abrí este blog nunca pensé en que no todo el mundo entendería la filosofía, razón y maneras que iba a tener esta bitácora personal, donde principalmente mediante el humor o el dramatismo he querido plasmar mi día a día como madre, mujer y ciudadana del mundo.